La terapia de individual consiste en acompañar y facilitar el crecimiento de las “capacidades secuestradas” de la persona en conflicto o sufrimiento.
A través de la confianza y vínculo con el terapeuta, la persona puede clarificar posturas y decisiones vitales, recuperar su equilibrio emocional, hacer cambios, aceptarse a sí mismo y crecer como persona.